Las pruebas que tiene que pasar una mujer embarazada durante el periodo de gestación son conocidas en su mayoría. Por ejemplo, la ecografía, el análisis de sangre o de orina. Pero, ¿conocéis la prueba del exudado vagino-rectal? Es una muestra que se toma en el último trimestre del embarazo para detectar si el conducto por el que va a salir el feto está infectado por una bacteria concreta denominada Streptococcus Agalactie del Grupo B.
La conocida popularmente como prueba del bastoncillo es una prueba fácil de hacer, no duele y es eficaz. A través de este test, el ginecólogo extrae una muestra del flujo anal y vaginal con un escobillón.
El ginecólogo realiza este tipo de prueba en el último trimestre de embarazo, es decir, entre las semanas 35 y 37 de gestación. El objetivo de este test vaginal es detectar si existe la presencia de dicha bacteria y, por tanto, tenerlo en cuenta de cara al parto pues habría que poner antibiótico a la gestante durante la dilatación/parto.
Los expertos recomiendan que antes de someterse a esta prueba no es conveniente hacerse lavados vaginales o rectales en profundidad. Además, si la paciente está tomando algún tipo de tratamiento, debe comunicárselo a su ginecólogo para que él considere si los resultados pueden verse afectados en algunos niveles.
El resultado de la prueba del bastoncillo tiene una validez de cinco semanas como máximo a partir de la toma de la muestra. Esto es, que si el parto se produce después de este periodo de tiempo, la prueba debe volver a repetirse o bien actuar como si el resultado fuese desconocido.
De esta manera, como ginecóloga te aconsejo que antes de hacer esta prueba estés tranquila porque no afectará ni al bebé ni a la mamá, además es indolora y altamente eficaz. El objetivo es prevenir una posible infección en tu bebé.