La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida relativamente sencilla que tiene unas indicaciones claras dentro de un grupo de parejas en los que existe cierta dificultad para concebir.

 

En ocasiones, el estudio básico de esterilidad es totalmente normal y, sin embargo, la pareja no consigue gestación tras meses de búsqueda. Si las circunstancias son las adecuadas, puede optarse por esta técnica. Una definición “fácil” del procedimiento en si; introducir los espermatozoides en el útero de la mujer a través del canal endocervical mientras que su ovulación está controlada a través de medicación hormonal para aumentar la probabilidad del embarazo.

 

No temas porque este proceso pueda ser muy aparatoso ya que se trata de una técnica sencilla que se puede realizar en tu consulta ginecológica habitual. Además, no requiere de ningún tipo de anestesia ni es doloroso.

 

El proceso de inseminación artificial está formado por varias etapas: estimulación, recogida de semen, tratamiento en laboratorio e inseminación. Veamos paso a paso.

 

La estimulación de la ovulación se realiza a través de inyecciones de gonadotropinas. No es nada común hacer una inseminación artificial sin realizar la estimulación ovárica, aunque la mujer no tenga ningún problema de fertilidad. Esta estimulación permite disponer de un ciclo ovárico controlado y el aumento de las posibilidades de éxito. Aun así, existe la posibilidad de realizar un ciclo sin estimulación con gonadotropinas. Estaríamos hablando de un ciclo natural.

 

Un paso muy importante es la recogida y preparación del semen del hombre. Se recomienda un periodo de abstinencia sexual de entre tres y cinco días. Cuando tengamos el semen del hombre, es la hora de elegir los espermatozoides con mejor movilidad y morfología ya que serán los que se utilizarán en la inseminación.

 

Otro caso puede ser si el esperma es de un donante, el cual la muestra permanecerá congelada hasta el momento de hacer la inseminación.

 

Para realizar la inseminación artificial, la doctora indicará a la paciente cuándo debe inyectarse la hormona hCG y provocar así la ovulación.

 

El momento de la inseminación, por tanto, consiste en introducir la cánula hasta el interior del útero, depositando así los espermatozoides con mejores condiciones para que fecunden el óvulo.

 

Otro momento importante ocurre después de la inseminación, en el que la mujer se suele quedar tumbada unos minutos y luego ya puede hacer vida prácticamente normal.

 

Tras dos semanas, la mujer deberá volver a la clínica para realizarse el análisis sanguíneo de la hormona beta-hCG que determinará si la inseminación ha sido efectiva y ha conseguido el embarazo.

 

En caso de un resultado negativo, se puede volver a realizar la inseminación artificial controlando mejor el momento de la ovulación  o modificando la pauta de estimulación.

 

La mujer tiene dos opciones: puede empezar un nuevo ciclo de forma consecutiva o dejar el siguiente intento para más adelante, cuando lo estime oportuno.

 

 

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