Una de las preguntas que más nos llegan a nuestra consulta es sobre la Biopsia Corial. Por ello, en nuestro blog queremos dedicar un espacio para explicar de forma pormenorizada este procedimiento.

La Biopsia Corial es un procedimiento prenatal que consiste en tomar una muestra de la placenta del feto con el objetivo de analizarla y detectar posibles enfermedades o malformaciones. Esta técnica, que se realiza entre la décima y la décimo cuarta semana de embarazo, comenzó a practicarse en los años ochenta del pasado siglo XX y actualmente es uno de los métodos más precisos para conocer posibles problemas en el feto. 

La nomenclatura de Biopsia Corial proviene de la parte de la placenta en la que se realiza este procedimiento, el corión, que es el lugar que mantiene contacto directo con las paredes del útero y desde las cuales se alimenta el feto. Es muy importante que la Biopsia Corial se realice a partir de la décima semana de embarazo, ya que es el momento en el que la placenta se encuentra totalmente conformada. De realizarse con anterioridad, se podrían generar complicaciones y malformaciones en el propio feto. 

Los ginecólogos pueden realizar tres tipos diferentes de Biopsia Corial:

  • Transabdominal: en esta variedad se realiza una punción con una aguja hueca a través del abdomen de la madre, atravesando la pared abdominal y llegando hasta la placenta. Tras la incisión, se extrae la muestra con una pinza o mediante un procedimiento de absorción. 
  • Transcervical: la Biopsia Corial transcervical se ejecuta a través de la vagina y del cuello uterino, sin necesidad de realizar una punción. En este caso, para extraer la muestra, se utiliza una pinza semirrígida o una cánula de aspiración. El proceso se controla en todo momento a través de la ecografía, que sirve para guiar el procedimiento. Es el tipo de Biopsia Corial por la cual se obtiene una mayor cantidad de muestra.