A nuestra consulta acuden a diario mujeres con dudas sobre las revisiones ginecológicas. Las más jóvenes nos preguntan cuándo ir al ginecólogo por primera vez, pero las más mayores cuestionan la frecuencia de sus visitas. Respecto a las adolescentes, es necesario aclarar que la primera consulta ha de hacerse cuando empiecen a tener una vida sexual activa, siempre y cuando, no aparezcan problemas antes como puede ser irregularidad en las reglas o dolor con la menstruación, entre otros. A partir de ahí, la frecuencia dependerá de cada mujer.

Los profesionales sanitarios no consiguen ponerse de acuerdo en cuándo ir al ginecólogo y con que frecuencia. Los más precavidos recomiendan visitar al especialista una vez al año, mientras que hay otros a los que les basta con una visita cada tres años. Es decir, dependiendo de las características de la mujer y de su historial clínico y familiar, deberá acudir con más o menos frecuencia a la consulta. Nosotros pensamos que lo recomendable, es acudir una vez al año.

Esto es en la teoría, pero la práctica es diferente. Es muy importante observar las señales que ofrece el cuerpo humano para saber si hay cambios que están afectando a tu salud. Si el flujo vaginal cambia de color, la menstruación es demasiado duradera, aparece algún bulto en la mama o hay alguna molestia en los genitales, es urgente ir al ginecólogo para hacerte una revisión.

En nuestra consulta, una vez que acude la paciente, la atendemos y solucionamos todas sus preguntas y le hacemos una revisión ginecológica que consiste en una citología o test de Papanicolau, una palpación mamaria y un examen pélvico o abdominal, a través de la ecografía. La citología nos permitirá detectar cualquier cambio genital o anomalía en las células, relacionadas con la infección por el virus del papiloma humano.

Si tienes dudas de cuándo ir al ginecólogo por primera vez, la experiencia nos ha confirmado que una visita de este tipo a tiempo puede detectar un cáncer precoz y evitar así dolencias futuras. Por este motivo, no hay que tener temor al ginecólogo porque, al fin y al cabo, es un profesional sanitario que cuida la salud de sus pacientes.

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